jueves, 20 de diciembre de 2012


Número 76
El lenguaje de la Naturaleza es sabio; y hace sabio al que lo escucha y pone en práctica.
Ciego no es el que no ve; sino que el viendo no quiere ver… Esta ceguera recorre el mundo entero.
¡No perecer en nuestra historia: es el desafío!
Un principio de error: considerar que el resto de los seres no tienen inteligencia…
El poder concentrado hace aguas por donde vaya; y sin ética: se convierte en un fuego que devora.
Nuestro universo son las interpretaciones; y lo podemos tomar como un privilegio, y no como una desgracia.
Que contradicción: ¡la cultura ha llegado a ser la gran ausente en muchas escuelas!
Nuestro dialogo no tiene que ser solo con las ideas y creencias (monólogo); sino ante todo con el aquí y ahora de la cotidianidad…
Envueltos por el manto del amor, con las raíces de paz, contemplando como el horizonte se pierde en el infinito…
Como las olas besan las rocas, y el cielo arrulla a la tierra, mis ojos se cierran para contemplar el esplendor de la aurora sin fin.
Eres como el viento, silenciosa; y como la estrella, siempre iluminando; como el agua, vitalizándolo todo;…  eres divina.
Allí estaba la luna, bella como el primer día;
Ahora no está visible,
Pero no está ausente…
Tú la sigues contemplando a través de los otros.
Vivir desde el plexo solar y no desde la mente: es una evolución necesaria y conveniente para uno para los otros.
El otro es tu espejo; mas tu reflejo es la Divinidad.
El amor no se piensa; se siente. La belleza no se explica; se contempla… el silencio no se toca; se escucha.
El ecosidio es un reflejo del “mentesidio”… y es sorprendente donde se cultiva esta necrofilia.
El ser no se expresa solo en el hacer sino también en el no-hacer…
A los seres que amamos no los llenemos de regalos sino de amor.
El amor es tiempo, escucha, seguimiento, contemplación, ejemplo, … de todo eso para lo que se suele decir “no tengo tiempo”, y, a cambio, ¡hago uso de la tarjeta de crédito!
No existe tiempo ni lugar “maldito”; creerlos es crearlos con nuestra imaginación y experiencia histórica personal (es decir, una proyección).
Mientras voy limpiando con lustra muebles y veo como se remueve tanta polvillo acumulado… me pregunto ¿y qué medios uso para mi limpieza interior… porque ¡también correrá la misma suerte cuando pasa el tiempo y no limpio!

domingo, 16 de diciembre de 2012


Número 73
La misión que cada uno tiene en sus manos es inmensa, urgente, necesaria: y para conocerla, basta escuchar en silencio su conciencia.
La humildad es la mayor fortaleza; la soberbia, la mayor debilidad para el ser humano.
Abrir las barreras propias, incrustadas en lo más profundo de sí mismos: es la mayor liberación posible, efectiva y provechosa para uno mismo y para los demás seres entre quienes vamos evolucionando.
¡El amor transforma todo lugar en nuestro paraíso! El amor no se adapta; lo transforma.
La vida del otro, de todos los otros: es nuestra propia vida. Su muerte, nuestra muerte.
El cambio de uno mismo es el mejor tributo que podemos hacer a la Tierra.
Cada día de vida es un regalo para emprender el paso hacia el gran objetivo: restablecer los puentes hacia el otro para ser uno.
Todo término es principio de algo nuevo: ese es su beneficio.
No es posible que el ser se diluya en el quehacer; además de caótico, es evitable.
La Naturaleza nos está esperando siempre… porque quiere enriquecernos con su naturalidad.
Lo valioso de cada segundo es inconmensurable; aunque nuestra conciencia no esté presente.
¡Qué bueno que existan oasis de Luz en el desierto de una sociedad confundida cuando se queda sin alma propia!
Cada acierto es un pétalo a la flor de la vida para nuestros seres vivientes contemporáneos y venideros.
El dialogo con la Divinidad deja de ser intelectual cuando El/Ella deja de estar lejano/a y habita en uno mismo.
Ojalá que el cambio de época sirva para salir de la pereza de pensar, crear y poner en el centro de la existencia: la solidaridad.
Hay una gran diferencia: los líderes, orientan, construyen, fomentan la participación…; los burócratas, sirven al status quo.
La vida es como un manantial: siempre nueva, fresca y frágil y ágil…

sábado, 8 de diciembre de 2012

JLFG: Número 71


Número 71
Cada INSTANTE  es cambio…, la vida de todo ser es un caminar sin volver atrás.
Cuando la música traspasa el alma; el alma se transforma en música.
Cuando la palabra va envuelta en amor: traspasa todas las barreras del otro.
‘Todo tiene su tiempo; no hay que apurarse, solamente prepararse.
El afán de “apropiación y acumulación” es lo que ha echado a perder todo.
Aprender a vivir es aprender a despojarse del individualismo.
“Recordar”: un interesante ejercicio de ir hacia adentro de sí mismo, y escucharse…
Tenemos mucho camino que andar; no en el futuro, sino en el presente.
Se sabe lo que es dañino…, pero no hay voluntad para evitarlo: Cumbre de Doha.
La meta no es la contemplación; sino imprimirle a la acción el carácter de la contemplación.

sábado, 1 de diciembre de 2012


Numero 67
El problema no es la globalización; sino los propietarios de ella.
La insatisfacción ante lo que somos, no es por lo que somos, sino por lo que ignoramos.
¿De qué sirve hacer compromisos…, si no se cumplen?: Kioto, Dakar.
Hemos buscado la abundancia y hemos creado la escasez… por haber perdido el sentido común.
¡Qué locura!, crear millones de leyes; y enterrar la ética.
El equilibrio y no la velocidad es la que nos humaniza.
La ampliación del mundo interior: es un imperativo que siente el ser humano.
La hambruna y la sequía no solo está causando estragos donde no llueve, sino también donde no hay amor que se canalice en solidaridad.
“La representación” ha llegado a no representar más que a sí mismos. Es paradójico y nefasto.
El mayor privilegio no es estar vivos; sino vivir para que otros no mueran.
De lo que se trata no es de descubrir su importancia y grandeza; sino la de todos los otros…
A todo ser le corresponde hacer un poquito de camino: hacerlo, construirlo,… como lo han hecho nuestros predecesores; y de ellos nos alimentamos (pero no es necesario repetir: porque la realidad es novedad).
Ver la vida para vivir el presente es muy distinto a verla para vivir el futuro; y es el acierto.