martes, 23 de abril de 2013


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La paz es tan frágil perderla; pero también restaurarla, cuando la humildad permite que fluya el amor.
La ambición lo primero que consigue es quebrantar la paz.
El régimen democrático es el que con menos espacio cuenta en una estructura económico-centrista como la que impera hoy en el mundo.
Los sueños permanecen como tales por una lucha constante para no ser barridos por el pragmatismo.
Exacerbar las pasiones de un pueblo es obra de los grandes irresponsables.
Los heraldos de la paz son siempre cada vez más necesarios…
La sabiduría es la fuente de equilibrio y orientación que la humanidad necesita.
Quienes promueven la violencia manipulando a las masas son criminales.
La demencia en los campos de la política y de la economía siempre causa estragos impensados porque desencadena pasiones de masas descontroladas que destruyen.
El débil no necesita que se le acerque el poder sino el amor.
La esencia del poder es aplastar.
Muchos personajes públicos deberían sincerarse: no les interesa un pueblo educado y culto; al contrario, les preocupa.
La mayor barbaridad en boca de un presidente: “la educación es un bien de consumo”.
¡Qué paradoja: con frecuencia las religiones terminan siendo las mayores mancilladoras de Dios!
Habitamos juntos, pero cada quien viviendo en su propio mundo.
Para vivir, más que necesitar del otro, necesitamos “ser otro”.
“Todo” está mar cerca de lo que nos imaginamos…
Para escuchar el amor hay que silenciarnos.
El egoísmo está plagado de torpezas; solo tiene una habilidad: disfrazarse de amor.
Los humanos tienen las farmacias…; la tierra, solamente a sí misma para salir de tanta dolencia.
Cuando recobremos nuestra “condición humana”: ¡la tierra nos reconocerá!
La primera inteligencia reside en el corazón; sentir es más importante que pensar.